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martes, 18 de octubre de 2011

AFECTADOS PARQUE OFIMÁTICO

STOP DESAHUCIOS A CORUÑA se solidariza con los afectados del caso Parque Ofimático y se pondrá de su lado para evitar cualquier desalojo que no venga acompañado de la garantia de acceso a una vivienda digna y adecuada para cada una de las familias.
Los vecinos que aún residen en la zona del futuro Ofimático se rebelan contra la orden de desalojo

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abel peña > a coruña
La noticia de que, a partir de la semana que viene, comenzarán a recibir las órdenes de desalojo ha venido a añadir malestar entre los vecinos de Eirís que aún ocupan los terrenos donde se espera construir algún día (la obra está bloqueada de momento) el Parque Ofimático. Son cerca de 20 personas las que aún residen en este núcleo de aspecto rural dentro de los límites de la ciudad. Casi todos son jubilados, algunos muy mayores, y una de las vecinas es una mujer con una minusvalía psíquica del 70%. Ninguno tiene a dónde ir si les obligan a abandonar sus domicilios y advierten de que obligarles es la única forma de conseguir que se vayan. Muchos de ellos ya han contratado a abogados para enfrentarse a una situación que consideran llena de sombras legales.
“Que nos diga el alcalde bajo qué puente tenemos que irnos a vivir –dice José Antonio Sánchez, un militar retirado– porque nosotros no lo sabemos”. Su esposa, Estrella López, señala que “aquí tenemos un huerto y animales, perros y gallinas, ¿Qué esperan que hagamos con ellos?”. Viven puerta con puerta con una mujer de 85 años, María Elor Martínez, que se plantea lo mismo.
Lo cierto es que los afectados por la construcción de ofimático no han conseguido de momento ninguna respuesta a ese interrogante. Por lo menos, ninguna proveniente de las autoridades municipales. José Antonio guarda en su casa una carpeta de diez centímetros de grosor en la que ha ido acumulando los documentos. El más antiguo es una carta fechada en diciembre de 1991 dirigida al entonces alcalde, Francisco Vázquez, cuando Javier Losada era concejal de Urbanismo. En ella, los 50 vecinos que por entonces residían en este núcleo de Eirís le aseguraban que estaban dispuestos a una solución que no supusiera un trauma para ellos.

Ignorados > Ahora, después de 20 años esperando una respuesta, los cerca de 20 vecinos que resisten en lo que han sido siempre sus hogares se enteran de la inminente llegada de las órdenes de desahucio. Para muchos de ellos es una muestra más de como el Ayuntamiento “el de ahora y el de antes” ignora los vecinos de dos zonas, la de Eirís y la de Elviña, a costa de las cuales ha crecido a la ciudad sin lograr nada a cambio.
“Los otros se han ido ya porque Xestur llegó a un acuerdo con cada uno de forma individual, pero a nosotros no nos han dado nada. Sólo nos han ofrecido unas parcelas aquí cerca”, explica José Antonio. Como parte del proceso de expropiación, estos vecinos han entrado a formar parte de un sistema de compensación por el que se les entrega terreno edificable a cambio del que ahora poseen. “Tal y como están las cosas, eso no nos sirve de nada, porque el mercado inmobiliario está como está y nadie te lo compra. Y nosotros no tenemos dinero para construirnos otra casa allí”, aseguran.
Al otro lado de Alfonso Molina, en Elviña, Pilar Santiago y su esposo, Luis Trillo, también se ven afectados por el proyecto que, según él, “es inviable, porque nadie quiere construir: ni el Ayuntamiento, ni la Xunta, ni los promotores, nadie. Y por eso quieren que abandonemos nuestras casas”. Según ellos, los únicos que quieren seguir adelante con el Ofimático son los cooperativistas, cerca de 350 familias que han invertido sus ahorros en un proyecto que en un principio se diseñó como un polígono de oficinas (de ahí el nombre), para después modificarse como una zona residencial que, al final, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, se ha convertido en una sangría de dinero tanto para las arcas públicas y en un negocio ruinoso para los promotores.
“Aquí no se habla más que de los cooperativistas, pero nosotros también estamos afectados. Muchos no están de acuerdo con la indemnización porque las propiedades no están bien valorados y aseguran que los recursos están en marcha: “Éste es nuestro hogar, aquí están nuestros muertos (en el cementerio de Elviña) y no queremos marcharnos”.

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